Mucha gente no lo sabe, pero para hacer vino hay que utilizar una “categoría” especifica de uva, la vitis vinífera, esta uva tiene la capacidad de generar aromas y sabores que nada tienen que ver con el gusto de la uva que estamos acostumbrados a comer en la mesa
¿Esto quiere decir que no puedo hacer vino con la uva de mesa de Argentina?
Bueno, siendo estrictos con la definición, no. Pero si puedo fermentar esta uva de mesa, al igual que cualquier fruta, y conseguir una bebida alcohólica, pero eso ya es otro tema.
En Argentina, creo que no es ningún secreto que el malbec es nuestra tarjeta de presentación, ya sea para locales como para el mundo. Esta cepa pertenece a la categoría de “vinificables” y es francesa, más precisamente de Cahors, en la región de la Occitania, a poco más de 450km al suroeste de Lyon y es también una de las cinco variedades h por la DOC Bordeaux, la capital francesa del vino.
Sin embargo el malbec no es la única francesa que pisa fuerte en Argentina, Merlot, Petit Verdot, Pinot Noir y Cabernet Sauvignon entre las tintas y Chardonnay, Sauvignon Blanc, Chenin, Semillón y Viognier, aunque de esta última hay mucha disputa sobre sus orígenes, pero la región del Ródano es la merecedora de que esta uva exista el día de hoy, así que la sumamos. Hay más, si, muchas más, pero estas son las más “populares”.
Recordemos que Argentina es tierra de inmigrantes, y aunque los españoles e italianos pisan fuerte y los franceses son minoría, las uvas francesas son las que mejor se adaptaron a nuestro suelo y clima. No es dato menor que Argentina posea 9 veces más hectáreas plantadas de malbec que Francia. Pero en otra nota les contare del porque en Argentina funciono tan bien el malbec y como llego a nuestro país.
Pero no solo el origen de las uvas nos vinculan, muchos productores franceses se encuentran produciendo vino en Argentina.
Tenemos grupos de bodegas, como Clos de los 7, un grupo de bodegueros franceses que impulsados por Michel Rolland crearon una serie de bodegas que desarrollan un vino en conjunto, homónimo al grupo y unitariamente cada uno creo su marca, Cuvelier (Château Le Crock en Saint-Estèphe, y Château Léoville Poyferré y Château Moulin Riche en Saint-Julien), Diamandes (Château Malartic-Lagravière y Château Gazin Rocquencourt), Monteviejo (Vignobles Péré-Vergé), y Rolland que suma al paquete de sus vinos por el mundo los creados en Argentina. Dos datos a tener en cuenta, el dueño de Diamandes, es Belga, pero sus viñedos están en Francia. El proyecto también lo integraba bodega AltaVista de la familia D’Aulan que tienen inversiones por todos lados pero por unos desacuerdos que hubo no están en el mismo complejo.
Michel participa en varios proyectos en todo el mundo y muchos en Argentina, pero este y su participación en Bodega Yacochuya en Cafayate, que fue quien lo llevo a nuestro país, son los más representativos.
Por otro lado tenemos uniones como la de bodegas CARO, Catena Zapata y Domaines Barons de Rotschild. Uniones que el grupo dueño de Château Lafite hace en diferentes partes del mundo. O Cheval des Andes, una unión entre Terrazas de los Andes y Cheval Blanc.
Este tampoco es un dato menor, tanto Lafite como Cheval son dos bodegas con muchísima historia y respetadas a nivel mundial. Y no pensemos en conseguir sus vinos en promo ya que según la añada pueden llegar a pasar las cuatro cifras (en Euros) una botella. Hablando de los proyectos franceses, claro.
¿Hay más productores franceses en Argentina?
Si, al igual que uvas, hay muchos más, pero la nota sería muy muy larga.
En argentina usamos una frase que la verán mucho en las redes sociales, #elvinoune, creo que acá tenemos un gran ejemplo de como dos culturas se unieron para hacer al mundo, del vino, un poquito mejor.